Kuame nace bajo el nombre de Pavel Parra un 5 de Noviembre de 1984 en la ciudad del Caos México DF, en 1996 a la edad de 12 años surge su alter ego llamado “Kuame” un personaje interesado en el porqué de las cosas que lo rodean. Al principio toma como arma de expresión el hip hop y haciendo rimas y producción desahoga las temáticas que vive en las calles o que refleja el día a día de su barrio, en el año 2003 incursiona en los medio de comunicación, se integra a distintos equipos de noticias con periodistas de prestigio en el país, esto va nutriendo su visión político-social y va liberando su sentido crítico.

Como toda expresión de arte exige una evolución, se va involucrando en la cultura, literatura, pintura, escultura, video, cine y se identifica con el llamado “Art video”. Retratando la nueva guerra que se desata en México crea: “Sweet Day / Día de Muertos” en este video se maneja siempre una dualidad social, en la que la naturaleza nos regala su más grande creación y donde la humanidad nos muestra su barbarie.

El concepto de video que trabaja tiene como fin mostrar de una manera poco convencional un espejo social para concientizar al entorno, recurriendo constantemente a los contrastes muestra la realidad que vivimos y la que pudimos o aún podemos rescatar.

Distopia 32 nace en el 2010, es un concepto que hace referencia a una cultura en la que no nos gustaría vivir. Las culturas distópicas poseen rasgos que las hacen no apetecibles a la vida.

Si las distopías son tan desagradables para vivir, ¿cuál es el motivo del pensamiento de las mismas? El ser humano disfruta imaginando cosas que no desearía para sí mismo, ya que de esta manera puede compararlas con su actual forma de vida (una economía ruinosa, unas relaciones afectivas inestables, una enfermedad venérea mortal, un físico reprochable…) y sentirse mínimamente reconfortado. Esto es una buena solución para cuando la televisión, las drogas o la religión no consiguen darte un mínimo de felicidad en medio de la desgraciada vida que te ha tocado soportar.

Con este contexto “Distopía 32” Pretende retratar lo que vemos y no nos gusta por medio del arte, diseño, fotografía, video, performance, arquitectura, etc. Es un colectivo que junta artistas de toda índole y recluta igualmente sin discriminar a nadie, el objetivo es solo transformar la dura realidad del día a día.

Para los que os suene a chino, Chen WenLing (China, 1969) se graduó en la Academia de Arte y Diseño de Xiamen en el año 1991. Completó sus estudios en el Departamento de Escultura de la Academia Central de Bellas Artes, en Pekín (China).

Un escultor influenciado por artistas occidentales como las formas blandas de Dalí, las redondeces de Botero, hasta la manera de Jeff Koons, con Puppy expuesto en el Museo de Guggenheim.

Los dos temas principales de las obras de Chen Wenling son las manifestaciones extremas de la humanidad y las imágenes intangibles del consumismo. Su extrema auto-representación comienza con la serie “Niño Rojo”, en los que el artista transmite su experiencia en forma autobiográfica, que no es atribuible tanto a la escultura o el realismo de vanguardia, ya que es la libre expresión de la misma Chen Wenling en un estado crítico de la vida en la que el leit motiv son la alegría, el miedo, y juegos de fantasía. En los años noventa, la escultura, el arte conceptual y el arte tienden a absorber la vanguardia, dando lugar a dos ramas principales de la escultura contemporánea, o el realismo y la escultura de vanguardia. En la práctica, sin embargo, es difícil atribuir las obras de Chen Wenling uno de los dos enfoques. La serie “Red Boy” muestra una situación única y personal, mediante la transferencia de la experiencia en una especie de humanismo universal de auto-complejo formado sin temas alegoría o narrativa, sino simplemente con un color distintivo y movimientos exagerados del cuerpo para representar un estado específico de ‘la humanidad. A pesar de la singularidad de esta forma de auto-representación no abarca el concepto de la escultura de vanguardia y la realidad de realismo, tiene un importante impacto visual

Un artista transgresor que confiere a sus obras un carga de crítica social, un claro ejemplo es su obra titulada “Lo que ve puede no ser real” se exhibe en una galería en Pekín, China. La obra de arte es una crítica a la crisis financiera mundial con el toro de Wall Street clavando a un hombre contra la pared. La figura del hombre con cuernos representa al encarcelado financista Bernard Madoff.

Ha salido a la luz una desconocida colección de 271 obras del pintor Pablo Picasso. Se trata de obras pintadas en el primer tercio del siglo pasado y cuyo valor está entorno a los 60 millones de euros.

Entre las obras descubiertas figuran algunas poco comunes, como nueve «collages cubistas» pintados a principios de la segunda década del siglo, un periodo del que muchas de las obras del artista se perdieron y valoradas en unos 40 millones de euros. Pero también una acuarela de su periodo azul o pinturas aguadas en papel, estudios pintados sobre tela, además de dos centenares de dibujos.

Esta colección estaba en poder de un electricista francés, Pierre Le Guennec, de 71 años, este dice haber trabajado como electricista para Picasso en las tres últimas décadas de la vida del pintor, fallecido en 1973. Instalo sistemas de alarma en las distintas residencias del artista, como la villa California en Cannes, donde se realizaron muchos de los dibujos. El pasado septiembre el electricista y su mujer mostraron en París los cuadros, dibujos y cartones, al hijo del pintor Claude Picasso, administrador del legado, con el fin de obtener certificados de autenticidad.

Los herederos del artista decidieron poner una denuncia contra Le Guennec por robo el pasado 23 de septiembre. Las obras fueron confiscadas por la Oficina central de lucha contra el tráfico de bienes culturales del domicilio de Le Guennec. La colección se encuentra en la caja fuerte de la oficina en París.

El electricista jubilado insiste en su inocencia. Asegura que Picasso y su esposa Jacqueline le regalaron las obras. Sin embargo, Claude Picasso, entrevistado por Libération en Nueva York, rechaza la idea de que su padre hubiera donado «tal cantidad de obras, eso no se ha visto nunca, no tiene cabeza. Era una parte de su vida, no tiene sentido».

Por el momento no se han presentado cargos contra el jubilado, según ha declarado su abogada, Evelyne Rees, a la agencia France Presse. «Le Guennec cree que si fuera un robo, ¡no se había metido él mismo voluntariamente en la boca del lobo!», subraya Rees. La justicia francesa investiga el caso.